Huelga en la Charité : Crisis del sector sanitario en la fábrica hospitalaria #Berlin
Traducción hecha por JL Salazar para Takethesquare
Desde que la orientación a las ganancias, la competencia y la presión sobre los costes se ha apoderado del sector hospitalario las condiciones de trabajo de los empleados han experimentado una fuerte desmejora. La escasez de personal imposibilita cada vez más el cuidado de los enfermos. No obstante, las compañeras y compañeros se han dado a la tarea de declarar la guerra a este sistema.
Los empleados de la Berliner Charité desean oponerse a la crisis en el sector sanitario con una nueva forma de demanda, esto es, con la exigencia principal de una cuota obligatoria de personal sanitario para el paciente: Como máximo deberán ser atendidos cinco pacientes por un asistente sanitario en una estación regular y dos en una estación de cuidados intensivos.
Con ello establece la Charité un antecedente en la política tarifaria dentro del sector hospitalario: Anteriormente los conflictos sindicales se restringían principalmente a aumentos salariales, pero ahora se trata de demandas cualitativas por medio de un mejoramiento en las condiciones de trabajo. Dicho mejoramiento está directamente vinculado con las necesidades de los pacientes pues una cuota así tendría un efecto inmediato en la calidad de la asistencia sanitaria. El interés general de esta exigencia reside de igual forma en el lema: “¡Más de nosotros es mejor para todos!”
Privatización y competencia
La crisis en la asistencia sanitaria en los hospitales alemanes pone de manifiesto las contradicciones y el potencial destructivo de las reformas neoliberales en el sistema de salud, y como tal es percibido públicamente cada vez más. Las privatizaciones y la competencia condicionan el panorama en los hospitales. Los montos globales son para ello el principal instrumento que sirve a la expansión de la lógica de mercado, la cual genera una presión enorme sobre los costes de personal y provoca un desmejoramiento considerable en las condiciones de trabajo.
La salud tanto de los empleados como de los pacientes es puesta en juego mediante una orientación a las ganancias y la presión sobre los costes. Frente a ello tiene la exigencia de los empleados de la Berliner Charité, de acuerdo con una cuota mínima de personal en la asistencia sanitaria, el potencial de resquebrajar la lógica neoliberal en la industria hospitalaria. Imponer esta demanda es posible solamente mediante una huelga coactiva, para la cual los empleados se han preparado y organizado bien. Además de que pueden recurrir a las experiencias exitosas de huelga y reciben apoyo de una unión de sindicalistas, empleados, practicantes, estudiantes de medicina y organizaciones de la izquierda.
Valoración de los hospitales
Desde hace casi treinta años los hospitales están siendo expuestos cada vez más a la competencia. Este proceso es deseado a nivel político y en el 2004 ha desembocado en la introducción de montos globales (o Diagnostic Related Groups; abreviado como DRGs) en el financiamiento de los hospitales. El cambio estratégico para ello consiste en la transformación de la lógica de financiamiento con la que son compensados los costos de los tratamientos de los seguros médicos: A partir de 1992 el llamado principio de cobertura de costes propios, en el cual los costos reales de un tratamiento son cubiertos posteriormente de manera total por los seguros médicos, ha sido suprimido de manera sucesiva y ha sido reemplazado por un limitado y generalizado sistema de financiamiento.
Los gastos operativos de un hospital se financian actualmente por medio de un monto fijo establecido por tratamiento. Estos montos globales son calculados en base a un diagnóstico, diagnósticos alternos, y los correspondientes procedimientos curativos. De esta manera pueden calcularse de manera mucho más sencilla las oportunidades de ganancia, pérdida y ahorro. Ya que los costes para las funciones técnicas y susceptibles de estandarización son más fáciles de registrar desde el punto de vista empresarial que con tratamientos tradicionales, por no decir mediante atención y cuidado, el curso está trazado.
Altas “inhumanas”
Al igual que en una fábrica los pacientes se convierten en casos cuyos “costos operativos” son calculables y susceptibles de racionalización. También el “tiempo de producción” se vuelve controlable por medio del llamado tiempo de permanencia: Se establece un periodo mínimo, medio y máximo para los casos, dentro del cual el tratamiento debe darse por finalizado con el fin de que sea lucrativo o cubra por lo menos los costes.
Entre las consecuencias previsibles se encuentran: Las altas demasiado anticipadas, llamadas altas inhumanas, las cuales sobrepasan a los familiares, pacientes y empleados, y son no en raras ocasiones motivo de un nuevo ingreso pocos días después; así como las cada vez más “innecesarias” operaciones, pues de ciertas intervenciones se pueden deducir jugosas ganancias.
Rendimientos entre el 10 y el 15 por ciento
No obstante para los accionistas y consorcios hospitalarios se han creado atractivas condiciones de mercado. Con estas condiciones está siendo impulsada de manera creciente una poderosa industria cuya valor es producido de acuerdo al modelo capitalista. Este curso es evidente en el repunte de los hospitales privados: En Alemania son administradas de manera económico-privada un tercio de todas las clínicas, más que en los Estados Unidos.
La ola de privatizaciones en los hospitales ha dado como resultado que el número de camas en las clínicas privadas entre 2002 y 2011 se haya casi duplicado (de 48.615 a 87.000), mientras que en el mismo periodo la cantidad de camas en instalaciones públicas ha disminuido en 55.000. Los consorcios hospitalarios privados realizan sus cálculos con rendimientos de entre 10 y 15 por ciento; los cuatro más grandes contabilizaron en 2011 ganancias por 711 millones de euros y la tendencia sube vertiginosamente. Este curso no hubiera sido posible sin el cambio del sistema de financiamiento a los montos globales.
Más pacientes – menos personal
Para los empleados las privatizaciones representan un detrimento en el salario y las condiciones de trabajo. Pero debido a que las clínicas públicas y sin fines de lucro al igual que las privadas también se encuentran en competencia las condiciones empeoran de manera relativamente similar. Los efectos del financiamiento por montos globales son para empleados y pacientes de igual manera fatales. La presión inherente al sistema de reducir los costos o incrementar los ingresos actúa como motivador para tratar el mayor número de casos posibles con el menor esfuerzo (de asistencia) posible.
Aunque el número de casos desde que se introdujeron las DRGs de 2004 a 2011 ha ascendido de 1,5 millones a 18,3 millones de casos al año, en 2001 había exactamente tantos empleados a tiempo completo en el sector sanitario como en 2004. En el día a día aquello significa: Más pacientes son atendidos por menos personal. De esta manera, de acuerdo a un sondeo de ver.di, por lo mientras son necesarios en todo el país 70.000 puestos a tiempo completo en el sector de sanidad.
La crisis del sector sanitario cuesta vidas humanas
La densificación masiva del trabajo agobia al personal – todavía en su mayoría femenino – física y psíquicamente y tiene efectos negativos inmediatos en la atención de los pacientes. A raíz de la carga desmedida de trabajo de los empleados se llega a producir una “atención riesgosa” que va desde la falta de cuidado sanitario, el riesgo de una medicación incorrecta, así como de como de un mayor riesgo de infección por algún virus en las clínicas, hasta una mayor taza de mortalidad.
En varios estudios internacionales se ha demostrado la relación entre la escasez de personal y un mayor riesgo de muerte en los hospitales. En otras palabras: La crisis en el sector sanitarios cuesta vidas humanas.
Negociaciones para una cuota mínima de personal
Desde hace algún tiempo ver.di exige un dimensionamiento de personal por ley en los hospitales. (1) El sindicato apuesta para ello no obstante, en el marco de la campaña “Fuera estrés”, esencialmente a las demandas apelativas dirigidas al gobierno federal, las cuales son expuestas por medio de campañas y manifestaciones para atraer la atención del público.
Con toda seguridad, un dimensionamiento de personal que mejore las condiciones en los hospitales únicamente podrá ser regulado a final de cuentas por la ley. A largo plazo los ajustes tarifarios beneficiarían de manera evidente a los hospitales, en los que no exista un dimensionamiento establecido de personal, en la competencia por los menores costos. Sin embargo es improbable que una demanda, que va en contra del núcleo duro de la política hospitalaria y de salud de las últimas décadas, pueda ser impulsada únicamente por estos medios para lograr su imposición. Con el fin de luchar por un mejoramiento inmediato y aumentar la presión a nivel político son imprescindibles las negociaciones para una cuota mínima de personal, e incluso la posibilidad de recurrir a huelgas.
¿Es necesaria una huelga de nuevo?
Ya desde 2011 los empleados de la Charité lograron imponer sueldos más altos mediante una huelga en camas y cierre de estaciones; después de cinco días de huelga completa sus demandas fueron cumplidas en mayor parte. (2) Durante la huelga se cerraron 40 estaciones con 50 por ciento de las camas. El 90 por ciento de las operaciones fue suspendido; la Charité sufrió pérdidas por cerca de 5,5 millones de euros. El poder de organización sindical se fortaleció con la huelga y es movilizado actualmente de nuevo.
Es ahí en donde se encuentra la palanca impulsora para imponer una cuota mínima de personal. Los grupos operatios sindicales de la clínica-universidad en Marburg/Gießen y Freiburg así como en otras ciudades siguen el conflicto con expectación y han comenzado con los preparativos para una negociación propia. Ver.di tiene con ello la oportunidad de llevar la discusión piloto en la Charité a una ola de negociaciones empresariales para una cuota mínima de personal. Con ello aumentaría también claramente el potencial de presión a nivel político para una normativa legislada.
Gran aprobación entre la población
Tras un duro forcejeo y la amenaza levantada por huelgas de advertencia la Charité ha aceptado en julio entrar a las negociaciones. Al momento todavía no es posible decir con toda claridad si habrá una huelga y cuándo ésta ha de llevarse a cabo. Con el fin de obtener apoyo para el movimiento de las negociaciones se ha creado en junio la unión de “Berlinesas y berlineses por más personal en los hospitales”.
A través del sitio de Internet (www.mehr-krankenhauspersonal.de) y por medio de una recolección de firmas se coordina el apoyo solidario; las negociaciones están acompañadas de Flashmobs y eventos. En este aspecto las voces activas se han encontrado con una gran aprobación por parte de la población. Aunque el verdadero reto – el apoyo de la huelga – queda por verse.
Nuevas formas de sindicalismo de movimientos sociales (“Social Movement Unionism”)
Ahora es el momento de desarrollar estrategias y forjar uniones con el fin de activarse para una “Care Revolution” (Gabriele Winker) que haga de las fábricas de nuevo hospitales en compromiso social. Los próximos movimientos operativos tarifarios ofrecen perspectivas para el desarrollo y experimentación de nuevas formas de “Social Movement Unionism” en el sector de la salud. (3)
Se trata de crear oportunidades para el intercambio y la cooperación, en las que diferentes actores desarrollen alternativas para una organización solidaria y el financiamiento del sistema de salud y luchen también por ellas. Así es como las luchas en contra de la privatización de hospitales y contra el sistema de montos globales pueden entrar en una nueva dinámica.
Notas:
1) El partido de la izquierda ha entregado esta demanda como una solicitud en el Parlmento Alemán, léase el panfleto en www.linksfraktion.de/personalbemessung.
2) Véase a este respecto Luigi Wolf: Patienten wegstreiken. Arbeitskämpfe an der Charité. In: LuXemburg 1/2013, S. 12-17.
3) Véase a este respecto Frank Deppe: Ein Kompass für die Krise. In: ak 542 vom 18.9.2009.
Jan Latza y Kirsten Schubert se encuentran activos en la unión de “Berlinesas y berlineses por más personal en los hospitales” (»Berlinerinnen und Berliner für mehr Krankenhauspersonal«.)
Este texto apareció también en: analyse & kritik – Zeitung für linke Debatte und Praxis / Nr. 587 / 15.10.2013